El discurso imperial: de Roma a EEUU

Autores/as

Juan Luis Conde

Palabras clave:

Imperio, Roma, USA

Sinopsis

Comparar es siempre un arte delicado. “Las comparaciones son odiosas”, dice el refrán, y eso es lo que piensan por lo menos los que salen perjudicados con ellas. Pero, por contra, comparar ha sido y sigue siendo la forma más habitual de aprender: encontrar semejanzas y diferencias entre los fenómenos, entre los objetos, entre los procesos. Conceptualizar, categorizar o evaluar son actividades intelectuales que descansan directamente en la comparación. El estudio de la historia como fuente de lecciones para el presente no es sino una variante más de este principio general. Salvo lo idéntico, todo es comparable. Decretar la “incomparabilidad” de algo siempre es un síntoma del deseo de blindar al escrutinio algún aspecto de la realidad y elevarlo, por encima de su naturaleza histórica, de sus causas y sus explicaciones, a la categoría incondicional e inaprensible de mito. E inmediatamente hay que añadir: la historia no se repite. Nadie se baña dos veces en el mismo río de acontecimientos, así que conviene guardarse siempre de creer en réplicas exactas de dos momentos.

Detalle de bajorrelieve con las iniciales SPQR

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Publicado

junio 23, 2025